A las 7:00 h. del pasado sábado partimos para Carmona en un viaje en el que nos acompañó la lluvia, mojándonos un poco al salir del autobús para desayunar en Aguadulce, y que nos siguió hasta la ciudad sevillana, lugar en el que nos abandonó hasta que iniciamos el regreso a Málaga. Hubo suerte.
Empezamos la visita por la Necrópolis romana (la mejor ciudad de los muertos de España) amenizada por las explicaciones de nuestra guía Elena. Después, pasamos a recorrer el magnífico Alcázar de la Puerta de Sevilla, desde el cual se tienen unas espectaculares vistas de la ciudad. A continuación entramos en la iglesia de San Pedro –que no estaba cerrada porque se celebraba un bautizo en ese momento-. Iglesia representativa del Barroco español, destacando su capilla sacramental y sin olvidar su torre campanario, denominada “la Giraldilla” por su parecido con la Giralda.
Pasada la hora de cierre (14:00 h.) entramos en la Iglesia de Santa María gracias a un voluntario del Hogar de Carmona que nos acompañó en su visita, donde pudimos contemplar el patio de los Naranjos (patio de las abluciones de lo que fue la Mezquita aljama de la localidad) y las altísimas naves de la iglesia, esplendida muestra del gótico tardío. Y que cuenta con un museo con obras de Zurbarán de pequeño tamaño.
Iglesia que junto a la necrópolis romana justifican el viaje a este pueblo de los alcores sevillanos.
A las 14:30 h. entramos a comer en el restaurante del Hogar del Jubilado: salmorejo, un cuarto de pollo con patatas y flan. Todo correcto. Al terminar continuamos el recorrido por el Museo de la ciudad, que presenta unas buenas muestras del arte tartésico, turdetado y romano.
Hubo quien tuvo tiempo de acercarse al parador de turismo (alcázar de Pedro I) y de comprar dulces en un convento. Y a las seis de la tarde, con puntualidad británica, reiniciamos el camino de vuelta.
Francisco Rodríguez Conejero.
VER VIDEO
http://youtu.be/xjF_D06MhF4