Difícil es destacar algún aspecto sobre los demás en el viaje a Jaén-Baños de la Encina-Baeza-Úbeda del fin de semana pasado (19-20 de mayo), no sólo en cuanto a los monumentos visitados, sino también al buen hacer de los guías locales, sin olvidar el alojamiento en el vetusto, pero funcional, antiguo Parador Nacional de Bailén, lugar en el que almorzamos, cenamos y desayunados muy bien.
Empezamos recorriendo el adarve del castillo de santa Catalina de Jaén, desde el cual se tiene unas extraordinarias vistas sobre la ciudad y del mar de olivos que la rodea. A continuación visitamos la catedral que, como todas tardó más de 2 siglos en terminarse, pero siempre respetuosa con los primeros planos de Andrés de Vandelvira. En esa tarde fuimos a Baños de la Encina para encontrarnos con la agradable sorpresa del camerino barroco (en su amalgamada policromía no cabe un adorno más) de la ermita del Cristo del Llano.
En la mañana del día 20 fuimos a Baeza y Úbeda. En la primera hicimos un amplío recorrido por sus calles, empezando por «la plaza de los leones» entrando en los principales monumentos, como la catedral y la universidad (con el aula de Antonio Machado). Baeza es una joya a la que siempre merece pena volver.
Continuamos la visita por la ciudad de Francisco de los Cobos (secretario de Carlos. V y hasta su fallecimiento, también de Felipe II) y del arquitecto Andrés de Vandelvira. Pero en este caso, el recorrido por Úbeda se desarrolló contemplando las fachadas exteriores de sus principales monumentos, pues no hubo tiempo para más.