La finalidad de este viaje ha sido visitar el museo de la Autonomía de Andalucía.
Para ello salimos a las 7:30 de la mañana, parándonos a desayunar en los Abades, autoservicio de la Roda de Andalucía.
Componían el numeroso grupo 62 personas, de las cuales 14 hombres y 48 mujeres.
Llegamos al museo a las 11:30 y allí esperamos a que finalizara la visita de unos escolares para poder comenzar nuestra visita guiada.
Político, escritor, notario e intelectual, Blas Infante Pérez (Casares, 5 de julio de 1885-Sevilla, 11 de agosto de 1936) fue el precursor del impulso colectivo que hizo posible la consecución del autogobierno que hoy representa el Estatuto de Autonomía para Andalucía.
Su papel fue decisivo en la configuración de la identidad andaluza y dotó de una simbología propia a la comunidad mediante la creación de nuestra bandera, escudo e himno.
Fuente de inspiración y ejemplo de unión para el pueblo andaluz, Blas Infante fue reconocido como Padre de la Patria Andaluza en un acto de justicia histórica por el Parlamento de Andalucía en abril de 1983 y nombrado presidente de honor de la Junta de Andalucía en mayo de 2010.
El museo cuenta con varios espacios: los jardines, la casa de Blas Infante, la sala 28F y una sala de exposiciones.
Los jardines.
Desde el edificio del Museo de la Autonomía de Andalucía se accede a la Casa de la Alegría atravesando los Jardines de Blas Infante, una extensión de aproximadamente 20.000 m2 que alberga especies arbóreas y matorrales propios del paisaje andaluz, con abundancia de plantas aromáticas y medicinales: olivos, cipreses, moreras, encinas, higueras y pinos, entre otras.
La casa de Blas Infante.
Fue el propio Blas Infante quien proyectó la casa como residencia familiar entre 1931 y 1933, ejerciendo de arquitecto, decorador, e incluso de maestro de obras. Se ocupó personalmente de seleccionar y contratar a los operarios y artesanos que trabajaron en la construcción de la vivienda, como queda patente en el manuscrito titulado irónicamente El latifundio, en el que están consignadas de su puño y letra anotaciones relativas a los detalles de su edificación.
La Casa de la Alegría, nombre que recibió la casa, recrea elementos de varias épocas históricas: almenas decorativas hispano musulmanas, yeserías y ventanas de inspiración andalusí, e interiores que evocan tanto la arquitectura andalusí, como el clasicismo que sigue la corriente historicista del regionalismo sevillano de principios del siglo XX.
El exterior de la edificación es de ladrillo visto.
De las varias salas con las que cuenta la casa, cuatro son de tipo histórico: el despacho, la biblioteca, el salón de las columnas y el comedor de los frescos. En estos espacios se conservan algunos muebles, enseres y libros legados por Blas Infante, entre los que destacan el sillón de su despacho, que en su día perteneció a Emilio Castelar. En este despacho, pudimos ver gracias a un holograma la figura de Blas Infante trabajando en su despacho, y más adelante tocando el himno de Andalucía en su piano.
La casa alberga también la biblioteca de Blas Infante que atesora cerca de 1.800 títulos.
La Sala 28-F
La exposición permanente del Museo de la Autonomía de Andalucía se exhibe en la Sala 28F, un espacio que permite realizar un viaje por el recorrido del pueblo andaluz hacia la consecución de la Autonomía. Comienza con la redacción de la Constitución de Antequera de 1883, un texto que incorpora adelantos democráticos y logros sociales verdaderamente avanzados para la época, y finaliza con la ratificación en referéndum del nuevo Estatuto de Autonomía para Andalucía en 2007.
La Sala 28F reconoce el papel de la ciudadanía, cuya participación fue decisiva para la consecución de la autonomía como anhelo de un futuro en libertad, democracia e igualdad. Gracias a este apoyo mayoritario, Andalucía vuelve a recuperar protagonismo político en el proceso de construcción democrática en la España en transición.
La Sala de exposiciones: MEMORIA GRÁFICA DE LA EMIGRACIÓN Y EL RETORNO DE ANDALUCÍA
Es un testimonio documental sobre el fenómeno de la emigración andaluza en la segunda mitad de siglo XX.
Durante las décadas de 1950, 60 y 70, cientos de miles de andaluces y andaluzas salieron de España en busca de un futuro mejor. Se estima que de los –aproximadamente- dos millones de españoles que emigraron en esas fechas, unos 700.000 eran de Andalucía, asentándose principalmente en Francia, Bélgica, Alemania y Suiza, además de otros destinos de Europa Occidental, de Hispanoamérica y de otras regiones del mundo. Allá donde fueron, los andaluces siempre constituyeron un ejemplo de integración y de compromiso en su trabajo.
Álbumes de fotos con fotografías tomadas por sus propios protagonistas que retratan el trabajo, su integración y vida social, el compañerismo o la añoranza de su tierra. Una memoria en imágenes, un diario gráfico que constituye un legado patrimonial de la Historia de Andalucía.
Después de terminar esta interesante visita nos dirigimos a comer al cercano restaurante “Dehesa del Rey” situado en el club deportivo del mismo nombre, en pleno campo, rodeado de jardines.
No puedo dejar de mencionar esta comida atendida por un personal muy solicito, donde degustamos diferentes quesos, unos fritos de pescado y el cocido coriano, todo ello acompañado de abundante cerveza y vino para finalizar con café y postre.
Después proseguimos a visitar la estatua de Hasekura Tsunenaga, situada en el parque fluvial de Carlos Mesa a orillas del Guadalquivir.
Esta samurái llego a Coria en 1614 encabezando una delegación diplomática con la finalidad de mantener relaciones comerciales con España.
Finalmente estas relaciones no llegaron a buen término volviéndose Hasekura para Japón. Pero algunos de los samuráis que le acompañaron optaron por establecerse en esta localidad sevillana.
A continuación emprendimos el viaje de vuelta, haciendo una breve parada y llegando a Málaga a las 20h.
Mari Paz Martínez Paradinas
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